La mesa vacía.
¿Por qué estás tan callado, es que no puedes vernos,
no ves que ya no hay platos en la mesa vacía,
que no se ven los niños, que ya no hay alegría,
y que nuestros silencios nos parecen eternos?.
¿Dónde estás escondido que el gallo ya no canta,
el gato no se lame, el lagarto se esconde
porque el sol no aparece y no se sabe donde
arrullan las palomas, y el reloj no adelanta?.
Qué blanca era la aurora, y qué verde la hiedra,
y qué fuerte la lluvia sobre el campo caía,
pero ahora ya no hay platos en la mesa vacía
y ni siquiera el musgo puede cubrir la piedra.
Ya no quiero usar yeso para unir las junturas,
ni repintar la casa, ni cuidar la fachada,
porque tú has conseguido que en mi nueva alborada
ya no existan colores que salven mis pinturas.
Tanta ha sido la quiebra de mis planes de vida
que la culebra escupe su veneno en mi palma
y el amor ya no existe, que se me rompe el alma
y a torrentes la sangre se escapa de mi
herida.
7 comentarios:
Querido Fernando:
El dolor y la tristeza que arrojan estos alejandrinos, te dejan el alma hecha un guiñapo.
Tus poemas siempre llegan al fondo, allí donde los sentimientos parecen dormidos, pero no, ya te encargas tú de despertarlos.
Me encanta la poesía que haces y me gustaría compartirla en redes que no encuentro en tu blog.Anímate a añadirlas pues es una poesía que da gusto leer y compartir. Un saludo.
Amigo Terly: tengo que decirte que me impactó tu poema sobre la poesía. Una definición maravillosa. ¡Cuánto encierra ese alma de poeta extremeño!
María Teresa: gracias por tu comentario. No sé a qué redes te refieres. Si me lo cuentas contribuiré en lo posible. Gracias y un saludo.
Después de comentar descubrí como compartir en twitwer y facebook. Disculpa, ya compartí tu buena poesía.
¡Cómo llegan tus versos al alma del lector! Versos muy sentidos y emocionados.
Un abrazo
Antorelo: gracias por tu cariñoso comentario. Un fuerte abrazo.
Publicar un comentario