Cuando pienso que existes
y estás a mi
lado,
sólo el permanecer importa,
estar en silencio,
pensarte en silencio,
adivinar tu mirada, delinear tus márgenes,
abrazar tus pensamientos,
saber que vives conmigo y en mi.
No existe ya el tiempo de la incertidumbre,
sólo de la verdad y el asombro.
Cuando me miras y sonríes,
en tus manos recibes mi alma,
fascinada por esta permanencia,
y se vuelven tan cercanas tus cosas,
se condensan tanto mis sueños,
que las lágrimas
tienden a evadirse de mis ojos.
No tengo valor para dejar de mirarte,
te necesito tanto,
me desconciertas tanto,
que yo tampoco de ti podría evadirme,
porque tus ojos son mis ojos,
y tu encanto mi encanto.
Si te hablo de amor
es de mi entrega,
de mi permanencia en ti,
y es en tu esencia
donde quiero encontrarme
unidos con un vínculo eterno,
inalterable,
a la suavidad de tus manos
y a la ternura de tu mirada.
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2 comentarios:
No creo que una mujer enamorada, pueda pretender escuchar algo mas hermoso... ¡ese es amor del bueno!
Cordiales saludos
Gracias, Adelfa: esto como mínimo os lo merecéis todas las mujeres. Un saludo afectuoso.
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