Mi casa del pueblo.
donde crece la encina y suda el pino,
el gato toma el sol, manda el merino
y las lluvias se embalsan en el huerto.
La vida de mi aldea casi ha muerto,
nadie pasea ya por el camino,
las mujeres se esconden, un vecino
reza a su dios por un futuro incierto.
No se encienden las glorias este invierno,
ni suena la campana de la ermita
y el tiempo que transcurre se hace eterno.
Estoy solo, mi tiempo está pasando,
en mi casa el hogar ya no crepita,
la lumbre que encendí se está apagando.
6 comentarios:
Un paisaje sombrío donde el poeta escribe versos en la penumbra de la reflexión.
Me gusta, querido Fernando. Cala hondo.
Un abrazo
Un saludo, amiga Verónica.
Un magnífico soneto Fernando,
transmites esa profunda emoción
sentida ante el recuerdo.
Un abrazo muy fuerte
mi querido poeta.
Gracias por tu comentario, Marisa. Un cordial saludo.
Me ha impactado fuertemente tu poema y la foto. La casa familiar del pueblo en que nací está más o menos como esa tuya; la diferencia es que el mío es un pueblo blanco lleno de vida, y la casa es la única que está en ruinas, debido a que existen problemas de documentos. Al final creo que se la quedará el Ayuntamiento. Un abrazo, amigo Fernando.
Un abrazo, amigo Juan.
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