Mi casa del pueblo.
donde crece la encina y suda el pino,
el gato toma el sol, manda el merino
y las lluvias se embalsan en el huerto.
La vida de mi aldea casi ha muerto,
nadie pasea ya por el camino,
las mujeres se esconden, un vecino
reza a su dios por un futuro incierto.
No se encienden las glorias este invierno,
ni suena la campana de la ermita
y el tiempo que transcurre se hace eterno.
Estoy solo, mi tiempo está pasando,
en mi casa el hogar ya no crepita,
la lumbre que encendí se está apagando.
2 comentarios:
Este soneto tuyo lo conozco.
Al leerlo, siempre me llena de imágenes.
Qué bueno eres con los sonetos.
Abrazos
Verónica: creo que el soneto es el porma perfecto. Gracias por recordarme. Un saludo ab imo pectore.
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