viernes, 17 de enero de 2014

DENSIDADES.


Densidades.



Hoy pulvericé un terrón de tierra lentamente,
y la blanda arena se deshizo entre mis dedos,
transmitiéndome un efluvio de años milenarios,
percibiendo vestigios de creación de  mi vida
en el montón de tierra disuelto entre mis manos.
En ese polvo cósmico estaba mi retrato,
mi figura, mi frente, mis ojos, mi cabeza,
diseñado claramente y ahora reencontrado
en esos polvorientos terrones de mi tierra,
emblemáticos de un mundo que ha sido compactado
por las fuerzas ignotas de la naturaleza.
Estaba plenamente impregnada mi sustancia,
disuelta entre mis dedos, y no supe qué hacer,
me emocionó distinguir mi cara en el retrato,
besé la arena, lloré con ansia y desconsuelo,
apretándola estremecidamente entre mis manos,
me tumbé de espaldas con los brazos extendidos,
con los ojos abiertos y ofrecí mi persona
al misterio de la conjunción universal.
De modo que era verdad, que estoy hecho de tierra,
y he sido concebido por el fuego y el agua,
dibujado por espasmos telúricos y sismos,
moldeado en la arena, formada mi sustancia
con tierra  de otros cuerpos amados y vividos
en la plenitud de su existencia temporal
¿soy un montón de tierra convertido en arena,
un reflejo fugaz de la luz universal?
no sé entonces por qué estoy subiendo al suburbano
para ver a toda prisa la Quinta Avenida
y admirar el Art Decó  ¿puede que tal distancia
aleje tanto a la realidad de mi sustancia?
el ruido de los trenes, los frenos chirriantes,
esa chica que me mira pero no me ve,
¿seré tan viejo ahora como cuando nací?
¿ está mi retrato en la arena desdibujado?
Ya no recuerdo mis rasgos, puede que no existan,
borrados por el aire, por el agua y el fuego,
elementos puros que a todos nos han creado
y que la modernidad, de pronto, ha destruido,
recuperar la arena blanda para esculpirla,
y rehacer mi frente, mi cabeza, mi figura,
es un imperativo, es algo imprescindible
para ser yo el mismo y no traicionar al mundo
de esos antepasados que han creado mi esencia,
y que hoy día se encuentran perdidos y olvidados
en este mundo del Art  Decó tan modernista,
en esta revolución de principios e ideas,
en este maremágnum de modernas tendencias,
oscuro amasijo de espurios amores nuevos,
alejados de la densidad de mi sustancia.
Mi vida parece que ha cambiado en este entorno,
mi retrato se ha perdido y no quiere aparecer,
será cuestión de buscarlo y tenerlo presente,
no me importa recibir lo nuevo, lo moderno,
si se suma a mi esencia nacida y conformada
por los genes seculares de antiguos ancestros,
partir de lo viejo para hallar en lo moderno
las nuevas fórmulas, las palabras generosas
que actualicen mi manera de pensar y amar,
para que esa chica del suburbano me vea
cuando me mire, y nos sintamos tan unidos
que la distancia  y la realidad se confundan.
¿Sonrió levemente? no sé, quizás pensara
que yo existía y nos habíamos amado
en algún momento evolutivo de nuestro ser;
la memoria y el amor a veces se confunden
cuando tenemos necesidad de ser amados
y un suburbano puede servirnos como causa
de una conexión  inocente y desesperada.
Bella entre las bellas nació esa mujer amada,
tan lejos pero siempre recordando su esencia,
una ligera mirada  sin ninguna causa,
un seísmo nuevo removiendo mis entrañas
sumándose a mis viejos y siderales sueños.
Y tú, ¿quién eres, ese  retrato, blanda arena,
por qué sumidero ha desaparecido entonces?
los viejos tics ya han sido ahora reemplazados
por la falta de sustancia de esta algarabía
y te encuentras desvalido frente  al nuevo mundo
que, en torno a ti, te envuelve y después  de fascinarte
te sumerge en el ruido, absorbe tu palabra,
y ni pensar te deja en la historia de tus años.
Pronuncias amor, esperanza, vida,  e intentas
diseñar de nuevo la figura que perdiste,
al percibir la huella de una extraña mirada,
pero quedas en silencio al abrirse las puertas
y encontrarte vacío, sin ella en la parada.





4 comentarios:

Antorelo dijo...

Denso poema que invita a la reflexión y que sugiere tanto que no se puede expresar en un breve comentario. Un placer leerte.
Un abrazo, amigo.

Fernando dijo...

Antorelo, amigo:

Gracias por tu comentario.

El poema es quizás demasiado denso. Lo escribí en alejandrinos para pausar los pensamientos y dar tiempo a la meditación del lector.

Un fuerte abrazo y muchas gracias por tu reflexión.

Verónica Calvo dijo...

Densidades.
Somos eso, querido Fernando, densidad que a veces es menos densa.

Este poema de versos largos invitan a la reflexión.
Profundidad.
quien tiene la mirada hacia dentro, puede estar en el mundo y no perder de vista el interrogante existencial.

Un placer leerte siempre.

Abrazo grande

Fernando dijo...

Muchas gracias, verónica, por tu lectura hacia dentro. Por ciero, no sé nada de tí. ¡Vives en Madrid o sigues en Huelva?. Un saludo cordial