martes, 10 de diciembre de 2013

Felices Fiestas Navideñas 2013



En una copla una cuna.


¿Es una copla una cuna?
Sí cabrá pues cupo el cielo
en un pañal o pañuelo
con su Sol y con su Luna.
La ventolera fortuna
desde hoy mece, ya no rueda,
¿Por qué invisible vereda
el Niño llegó hasta aquí?
Su sonrisa dice sí,
que con nosotros se queda.

martes, 19 de noviembre de 2013

Pánico a la distancia.






Pánico a la distancia.

Me siento solo, lejos, a distancia
de lo que dejo ver en mi poesía,
puede que ya se esté acercando el día
en que sólo me acuerde de mi infancia.

No encuentro mi acomodo en esta estancia,
me da miedo sentir la cercanía
de lo oscuro, lo eterno, la agonía
de lo que constituye mi sustancia.

Pánico me produce lo lejano,
y no puedo escribir lo que yo siento
porque ya ni siquiera lo discierno,

mi problema es que soy un ser humano
y recibir la luz del pensamiento
más que una solución  es un infierno.

domingo, 17 de noviembre de 2013

Levedad del alma.



 


Levedad del alma.


Cuando intento descubrir la esencia de mi vida,
mis experiencias, mis ideas, mis  pensamientos,
vivo mis noches más tristes y percibo los vientos

de mi tempestad interior, vívida galerna,
que desarbola mi alma, siempre estremecida,
profundamente inmersa en su densidad interna,

incapaz de soslayar mis oscuros momentos,
de abrir una esperanza, de romper ataduras,
fijada en la solidez de su materia eterna.

Máximas ansiedades, recónditas locuras,
restos de unas tormentas que no tienen salida,
arenas en mi sangre que filtran sentimientos

y definen el transcurso de mis desventuras,
pidiéndome permiso para curar mi piel tierna
por los casos habidos lesionada o herida.

Yo no soy responsable de mis arboladuras,
sólo soy el cautivo del alma recibida,
leve en su concepción, anclada en sus cimientos;

mi nave, atada al noray de sus estructuras,
enloquece por romper todos sus ligamentos
y partir hacia un mundo de nuevas singladuras.



jueves, 14 de noviembre de 2013

Mi casa del pueblo.






Mi casa del pueblo.



Mi casa está en un páramo desierto
donde crece la encina y suda el pino,
el gato toma el sol, manda el merino
y las lluvias se embalsan en el huerto.

La vida de mi aldea casi ha muerto,
nadie pasea ya por el camino,
las mujeres se esconden, un vecino
reza a su dios por un futuro incierto.

No se encienden las glorias este invierno,
ni suena la campana de la ermita
y el tiempo que transcurre se hace eterno.

Estoy solo, mi tiempo está pasando,
en mi casa el hogar ya no crepita,
la lumbre que encendí se está apagando.


jueves, 7 de noviembre de 2013

Solo tú conoces.



Sólo tú conoces.

Podrá ser un espacio lleno de flores,
un palacio entre las nubes,
algo nunca imaginado por nadie,
cerca de los luceros, allí,
más adelante, en tu calle,
un poco más allá.

Sólo tú conoces ese espacio,
eres la dueña de tu camino
y va a ser tu gran secreto;
nadie podrá saber que no es un sueño,
que ángeles y arcángeles
van a recibirte,
que todos van a recordarte
por tu maravillosa
forma de correr hacia tu espacio,
más adelante, en tu calle,
un poco más allá.

Todos tendrán lágrimas de alegría
al saber que lograste llegar,
que lo hiciste casi sin darte cuenta,
y que tu carrera fue tan maravillosa
que, casi sin cansarte,
alcanzaste los luceros, allí,
más adelante, en tu calle
y sólo un poco más allá.


En recuerdo de una niña muerta en accidente

martes, 5 de noviembre de 2013

La búsqueda.



La búsqueda.


Esas negruras que observo
en las grietas de mi mente
rezuman misterios de ámbitos cerrados,
me envían mensajes
desde lugares incógnitos,
y me anticipan miedos
y desencantos.

Quisiera adentrarme en ellas,
traducir sus mensajes
en una búsqueda intuitiva
para encontrar la respuesta,
no para sentirme seguro,
sino humilde y desnudo,
ante la magnificencia
de lo desconocido.

Busco a mis amigos que se fueron
y no me responden.

Amigos,
me prometisteis, me jurasteis,
espero vuestra respuesta,
una sola,
y la luz entrará por mis grietas.


domingo, 3 de noviembre de 2013

A nuna rosa.




  

 A una rosa.


¿Puede la rosa
tener pétalos suaves
y al mismo tiempo espinas dolorosas?

¿Puede la rosa
ser al mismo tiempo
débil y fuerte,
tener tallo de espiga
y ser blanca y olorosa?

Tú, que eres la rosa,
transmíteme tu aroma,
tu luz y tu color,
que yo devolveré
fortaleza por tu tallo de espiga,
entrega por tu belleza blanca
y siempre mi amor
por tus pétalos suaves
y tus espinas dolorosas.

sábado, 5 de octubre de 2013

Tu regazo.





Tu regazo.

¿No es terrible, amor mío, 
no poder encontrarte, 
desierto como estoy?

Por qué mi soledad,
y mi vano deseo de poder recobrarte
sólo esconden mi pena 
y aumentan mi ansiedad?

¿Por qué surge de  pronto,
partida en dos el alma,
sin causas, sin raíces,
en un renacimiento de temores, 
de dudas, rompiéndome la calma,
este estallido inútil,
huracanando el viento?

Yo no me encuentro solo,
porque vienes a verme,
invades mi silencio,
no me dejas espacios,
aumentas mis latidos 
cuando mi cuerpo duerme
y rompes la quietud   
de mis órganos lacios.

Eres tormenta plena,
sin apenas salida,
la pasión detonante
sin ninguna frontera,
una visión del mundo,
la causa de mi vida,
evanescente sueño
que renovar quisiera.

Cuando voy paseando
y ya nadie me espera
donde el sol resplandece
porque ya no hay tejados,
no quiero ese silencio
desnudo de la acera,
sin árboles, ni tiestos
en balcones cerrados.

¿Porque tú, dónde estás,
es que acaso tu esencia
se perdió en mis abrazos?

Te busqué como obseso
y recorrí la calle
para olvidar tu ausencia,
deseando encontrarte
para ofrecerte un beso.

Halcón de cetrería,
fui buscando mi presa
atravesando valles
y bosques y collados,
acechando el momento,
buscando la sorpresa
para vencer rechazos
de tus ojos soñados.

Capitán de veleros
quise hallar en los mares
la dimensión inmensa
de nuestro amor eterno,
sin razonar mis dudas,
olvidando pesares,
buscando soluciones
 a nuestro desgobierno.

Quiero volver a verte,
absorber tus fluidos,
acariciar tus manos,
estrecharte en mi abrazo,
recibir tus aromas,
tanto tiempo perdidos,
y descansar de nuevo, amor,
 en tu regazo.

domingo, 1 de septiembre de 2013

Amanecer en Tokyo.



Amanecer en Tokio.


En el piso 42 de un hotel de Tokio,
diseñado contra terremotos,
sin balcones ni flores,
cemento blanco y liso, calidad nipona,
me despierta el sol naciente del amanecer.

Riadas de automóviles en las calles,
jóvenes mujeres de pelo negro a paso ligero
en las aceras grises y limpias.

El sol ilumina las fachadas
de cristal y cemento.
En los escaparates de las tiendas,
ordenadores y pantallas,
móviles y juguetes electrónicos.

En el país de la muy alta tecnología
el samurai ha cambiado el sable por el láser,
la flor de loto por la margarita mecánica
de las impresoras de impacto
y ha descubierto en los componentes
de muy alta velocidad
las nuevas armas para extender el Imperio a occidente.
Los templos son ahora fábricas de silicio,
la precisión ha reemplazado a la oración
y los monjes-soldados combaten en las naves de las factorías
mientras las mujeres alimentan
las cadenas de las series fabricadas a escala universal.

Un nuevo Shogun electrónico
detiene el poder en las islas
mientras el Emperador se recluye en su palacio
aislado por fosos y cisnes,
(Shogun de Tokio, Shogun de Osaka,
Shogun de Yokohama, Shogun de Kawasaki)
y envía consignas a sus soldados económicos vía satélite.

En el piso 42 de un hotel de Tokio,
cemento blanco y liso, calidad nipona,
siento de repente la necesidad de volver a Kamakura
y penetrar en el Hara del Buda grande y verde
para reencontrar la casa donde no entró la muerte
y recobrar así la espiritualidad perdida
en este amanecer dorado
viendo riadas de automóviles circular lentamente, inmersos en la luz cegadora de un viejo Sol Naciente


viernes, 9 de agosto de 2013

Los sonidos. (Poema de Alcocebre).



 Los sonidos.


Hay en ti un mundo de sonidos,
el campanil de la iglesia,
el diesel de una furgoneta de reparto,
el ruido lejano de la autopista,
el ángelus en la radio de una tienda,
el cruce de idiomas en la calle,
las voces en los bares,
las risas de los niños,
el ladrido de un perro.

Un poco más allá,
junto a los almendros,
cerca de las playas,
hay otro universo de sonidos;
el rumor de la brisa
en las ramas de los árboles,
el zumbido del moscardón,
el canto de la chicharra,
la huida presurosa de una lagartija,
el silbido del viento,
el murmullo del agua en el arroyo,
el rumor de las olas,
el arrullo de las palomas.


Pero hay otros sonidos
que ya no puedo escuchar,
la voz de los amigos que se fueron,
el llanto de los niños
que no pudieron nacer,
las risas de los niños
que se hicieron hombres,
el latido de los corazones enamorados
y la voz de mi conciencia
que se pierde en el terrible,
persistente sonido
de mi silencio interior. 



sábado, 13 de julio de 2013

A veces me despierta.





A veces me despierta.


A veces me despierta el silencio de la noche
y miro hacia la puerta, no pudiendo  encontrarte,
y sueño con tu sombra , vislumbro tu presencia,
pero no estás aquí para poder hallarte.

Creaste una distancia entre mi amor y tu vida,
renunciando a la mía que yo supe entregarte
y atendiste otros ecos, relámpagos difusos
que, sin tú darte cuenta, lograron deslumbrarte.

Y en el silencio denso de la noche callada,
sin oír tu palabra, sin poder escucharte,
te adivino muy lejos de mi vida entregada
por el amor sin límites que siempre supe darte

Entonces siento el frío de la noche apagada
y me tapo la cara, ya no quiero mirarte;
de los recuerdos tristes que oscurecen el alma
tampoco desearía que tú formases parte.

Tengo otras cosas cerca que reclaman mi ayuda,
dos corazones tiernos que deben recordarte;
aunque de nuestra vida común fueran aislados
no permitiré nunca que puedan olvidarte.

Y en esta espera inútil, cansada y somnolienta,
olvidado ya el tiempo en el que pude soñarte,
me recuesto en la almohada para oír el silencio
y recordar el tiempo que entregué para amarte.




miércoles, 10 de julio de 2013

La mesa vacía.






La mesa vacía.
 

¿Por qué estás tan callado, es que no puedes vernos,
no ves que ya no hay platos en la mesa vacía,
que no se ven  los niños, que ya no hay alegría,
que ahora los silencios nos parecen eternos?

¿Dónde estás escondido que el gallo ya no canta,
el gato no se lame, el lagarto se esconde,
por qué el sol no aparece y no se sabe dónde
arrullan las palomas  y el reloj no adelanta?

¡Qué blanca era la aurora, y qué verde la hiedra,
y qué fuerte la lluvia sobre el campo caía!
ahora ya no hay platos en esta mesa vacía
y ni siquiera el musgo puede cubrir la piedra.

Ya no quiero usar yeso para unir las junturas,
ni repintar la casa, ni cuidar la fachada,
porque tú has conseguido que en mi nueva alborada
ya no existan colores  que salven mis pinturas.

Tanta ha sido la quiebra de mis planes de vida
que la culebra escupe su veneno en mi palma
y el amor ya no existe, que se me rompe el alma
y a torrentes la sangre se escapa de mi herida.

martes, 25 de junio de 2013

Esencia y amor.





Esencia y amor.

¿Eres tú parte de mi esencia,
o me absorbes,
insertándome en la tuya,
apagando mis intuiciones,
bloqueando mi razón,
haciéndome tuyo?

Me encuentras,
me diluyes en ti,
quiebras mi estructura,
me impregnas de ti,
yo sintiendo, sufriendo,
anhelando,
y tú, quizás amando.

La suma de nuestras esencias
constituirá el amor eterno
que siempre soñamos,
no la absorción
sino la mutua dilución,
tú en mí, yo en ti,
uniendo nuestras esencias
en un todo irreversible
y eterno.



lunes, 10 de junio de 2013

Confesiones.

Confesiones.


Amo la poesía y  lo proclamo,
no con voz solemne o pretenciosa,
sino a través de la armonía de mi vida,
de mi trabajo callado y laborioso,
en el silencio de mi lectura nocturna,
estudiando las raíces hispanas
de los maestros que nos precedieron
en la  palabra poética española.

Amo todas las poesías y canciones,
y paladeo sus letras,
las siento en mis entrañas,
en lo profundo de mi ser,
y sólo de vez en cuando leo en voz alta las mías,
soñando quizás en alguna brisa inesperada y generosa
que las  difunda por los sotos y alcores,
por los caminos literarios y los cónclaves cerrados,
por las tertulias literarias
y alcance  a esparcir la intuición y el trabajo
de un amante de la poesía.

En mis poemas no existe el limite del tiempo, no hay fronteras,
consonantes o asonantes, idiomáticas o políticas,
sólo el intento de una fuga de la mediocridad,
y una defensa de la libertad y las esencias humanas,
una asunción de la realidad y un encuentro con la verdad,
una firme voluntad de crear y un deseo de permanecer,
una desesperada búsqueda de la razón,
y un inagotable esfuerzo de amar,
que se confunden en el  magma inexorable de la vida.

domingo, 26 de mayo de 2013

Mirando al mar.


La bahía de Santander.

Estoy pisando el puntal de Somo,
arena y agua, agua y arena,
hundiendo mis pies en su bellísimo espolón,
saludado por gaviotas argénteas
que se dirigen veloces
hacia la línea azul y verde
que dibuja el contorno de la bahía. 


Rompe el indiano el horizonte,
deshaciendo la altura desde Peña Cabarga
para frustración de poetas y jándalos. 


El verde de Pedreña consuela mi espíritu
hasta la Horadada donde el aire silba
y, en su furia intermitente,
hunde a veces barcos y esperanzas
desde su isla hasta los astilleros. 


Allí, en el puntal, estoy descalzo
y me arrodillo en la arena
blanca y beis, beis y blanca,
inmerso en el recuerdo
y anonadado ante la belleza del presente,
como homenaje a la ciudad de mis sueños
que se ve en la distancia rodeada

de barcos, palmeras y tamarindos. 

Te recuerdo entrando en el agua,
valiente, salpicada de gotas de mar,
mirándome de soslayo,
enardeciéndome con tu sonrisa clara
y tu cuerpo húmedo y armonioso..
 

No hay tiempo para recorrer La Magdalena,
subir al faro o seguir
el sendero de piedra de la costa
para observar las rompientes desde su altura.
El día es azul y manda el sol en el Sardinero,
playas de cuidada hechura, donde dejamos olvidados

nuestros mejores años. 

Desde el médano, hundidos mis pies en el agua,
repaso nuestros instantes,
nuestros encuentros, nuestro amor permanente,
los paseos oliendo a yerba recién segada,
las rabas con vino blanco en Marucho,
las misas en los capuchinos,
los chipirones encebollados en el barrio pesquero,
los cafés con los amigos,
los conciertos de Narciso Yepes
en el claustro de la catedral,
nuestros paseos hasta la ciudad,
nuestra meditación
sentados en un banco con Gerardo Diego,

frente a su “clásica y romántica bahía”.

Nos sentimos unidos una vez más
llorando con Carreras en la Plaza Porticada,
alucinados ante la maestría de los jóvenes pianistas
en el concurso de Paloma O’shea,
enamorados siempre de la brisa húmeda del mar,
brisa salvadora, brisa nunca olvidada.
 

Allí tuvieron nuestros hijos su primera adolescencia,
salvados por la música, por los tamarindos,
absortos ante la biblioteca de Menéndez Pidal,
que a su misma edad había comenzado a construir
un rascacielos de la inteligencia.
 

No sé si mirarte con mis ojos de ahora
o con los de antaño,
te veo tan bella, tan inmutable, tan azul,
que debo ser yo el cambiado, el distinto,
porque tú permaneces,
siempre fiel a tu espacio, a tu agua, a tu arena.


jueves, 16 de mayo de 2013

A la patria vasca.





Tienes en tu historia antigua,
en la base de tu tierra fecunda,
una firme y suave fortaleza.


Se puede ver muy lejos en el fondo,
un leve temblor de praderas de hierba
mecidas por el viento y la lluvia.


Entre los robles y los hayedos
y las piedras de tu caserío,
yo te reconozco, madre vasca.


Palomas, palomas blancas y grises,
en ingrávido vuelo, tus cabellos.


A veces el mar se encrespa y rompe
en tu frente, como en Guetaria,
o muere vencido,
entregado, en tus sienes,
blancas como las arenas del norte.


Aurtxo, escóndete en la hierba,
refugio de senos maternales,
olor a tierra húmeda,
y cuando a brazadas caiga la hierba
en el pecho de tu madre.
mama su néctar
para el encuentro vital con tus ancestros.


Valles, ríos, colinas, praderas,
arrebatada inocencia del entorno,
lienzo de paraísos escondidos
en la quietud divina,
sólo aquí, en tu sustancia vasca
en tu raíz de roble
se produce el encuentro
de tu fértil vigor y tu cálida esencia.


Mi alma baja de noche por el cauce del Bidasoa
a diluirse en el mar, trazando rutas viajeras,
señalando caminos,
y regresa, rompiendo el alba,
en un forcejeo de rupturas,
para recuperar el sabor de tus playas,
el sonido de tu música viva,
el olor de tus praderas.


Quiero vivir contigo y en ti,
si tengo que segar, siego,
si he de cantar, canto,
si necesitas mi trabajo en tu tierra
calzo unas albarcas y unzo las yuntas,
si debo escuchar, oigo el crujido de tus robles,
y si acabar, siempre en tus montes,
amando hasta el último caserío,
empapado de tu naturaleza.