jueves, 29 de enero de 2015

Tú.





No quiero que el viento
se lleve tu aroma de mujer,
mientras yo miro a tus ojos
y acaricio tu pelo,
tú, tan cerca y tan lejana.

4 comentarios:

Verónica Calvo dijo...

Qué hermoso...

En tan pocos versos, tanto. Y tanta vida.

Un abrazo enorme, querido Fernando

Gustavo Figueroa Velásquez dijo...

Querido Maestro y Amigo:

Vuelvo de nuevo a moverme por el mundo de los blogs luego de días de ausencia y siempre da gusto saber que cuando uno llega a tu casa hay siempre arte!
Este poema que nos ofreces me resulta precioso, tremendamente estremecedor y bellamente dialéctico, la esencia de ser humano está contenida en unas breves pero profundas letras; el amor que precisa el ser, que quiere retener hasta la eternidad, si fuera posible, cada átomo de la persona amada y, sin embargo, en ese "tú, tan cerca y tan lejana" creo percibir ese irremediable desliz, lento e inexorable, hacia el opuesto de la vida.
¡Un poema hermoso amigo mío!

Fernando dijo...

Gracias por tu comentario, querida Verónica. Sé que te mueves mucho y que eres cada vez más madrileña. Un saludo cariñoso.

Fernando dijo...

Si hay alguien que puede ser mi Maestro y Amigo, ese eres tú, Gustavo. Celebro leerte, como siempre tan cordial. Un fuerte abrazo para vosotros.