martes, 16 de junio de 2015

La poesía y la música en nuestra red.



                                 Orquesta nacional de españa.



La poesía y la música en la red.

"ut queant laxis / resonare fibris / mira gestorum / famuli tuorum / solve polluti / labii reatum, Sancte Joannes" (Antiphonale Monasticum, 922, Liber Hymnarius, 382).


Inicio esta reflexión sobre la música y la poesía en la red citando el texto anterior para recordar a Guido d'Arezzo (992-1050), monje benedictino italiano, que fué el renovador de la notación musical, y dió nombre a las seis primeras notas de la escala (ut, re, mi, fa, sol, la), basándose en la primera sílaba de cada uno de los versos del himno de San Juan Bautista, escrito por Pablo el Diácono "Ut queant laxisqueant ". El italiano Bononcini (m. en 1673), como el sonido ut, por ser cerrado, no parecía prestarse tan bien a los ejercicios de solfeo, lo suplió por do, sílaba más abierta y más sonora, pero los franceses todavía usan a veces el ut.

Desde niño he sentido una profunda admiración por el desarrollo realizado por el hombre para conseguir la notación de los sonidos musicales. Su trabajo de autoreflexión, su intercambio de esfuerzos y la expansión de los conocimientos adquiridos, ha permitido el progreso asombroso de la notación del canto oral y la música escrita y posteriormente ejecutada en instrumentos diseñados y perfeccionados en unos muy cortos períodos de tiempo.

De la tradición musical oral se pudo pasar a una noción griega: la música teórica. El canto no estaba considerado como la música verdadera, que es una ciencia al nivel de los estudios más superiores. Desde entonces se abre un foso: a un lado están los cantores tradicionales, que graban en la memoria y transmiten los textos importantes pero que ignoran la teoría musical; al otro lado están los sabios, para quienes esta ciencia llegó a formar parte del trivium (gramática, retórica y dialéctica), ciencia del lenguaje en el que la música analiza el ritmo verbal, o del cuadrivium (aritmética, geometría, música y astronomía), ciencia matemática y física que realiza el análisis acústico de los sonidos. (Mirtha Facundo - La música Académica)

Creo, quizás románticamente, que los verdaderos poetas han heredado, como Orfeo de Apolo y la musa Calíope, el don de la música y la poesía. Admito también, naturalmente, la importancia de la palabra, y sigo creyendo en la inspiración inesperada y embriagadora de los poetas.

Que la música y la poesía van a menudo entrañablemente unidas se evidencia leyendo a poetas como Gerardo Diego que afirmaba;"No es necesario cantar en ningún momento, de eso ya se encarga mi verso"

Aunque la poesía y la música evolucionaron por caminos singulares y distintos, utilizando la música instrumentos variados, la poesía se basó fundamentalmente en el instrumento de la palabra, lo que no es poco, utilizando repeticiones, aliteraciones, juegos de palabras y, por supuesto, rima.

Hablar de la unión poesía y música se evidencia con nitidez en la red, unas veces por la musicalidad intrínseca de las poesías enviadas y casi siempre por la utilización de la técnica de internet para acompañar a la palabra escrita con el sonido musical, complementándose ambas con la impresión en las entradas de fotografías, videos y otras singulares y virtuosas técnicas.

Como dije anteriormente, no deseo sujetarme a ninguna estructura preconcebida para continuar mis ideas, porque me he propuesto exponerlas obedeciendo aquello que decía la canción popular vasca:

Iruten ari nuzu
Khilua gerrian


que traducido al español quiere decir:

La rueca en la cintura
Es mi tarea hilar


A fuer de ser repetitivo, deseo indicar que una crítica (del griego κριτικός "capaz de discernir") es, y naturalmente lo es en mi caso, una mera opinión personal, resultado de las impresiones que me han ido produciendo las lecturas de las poesías, relatos y opiniones de los participantes en la red. Las afirmaciones de cualquier estudio crítico deben llevar normalmente un apoyo documental, pero yo voy a ser simplemente un observador, al mismo tiempo ingenuo y amigable , sólo permitiéndome, como acompañamiento de mis observaciones, citar o publicar obras y pensamientos de los amigos de la red, asumiendo que la amistad estará siempre por encima de mis posibles opiniones porque, como decía R.M.Rilke en sus "Cartas a un joven poeta" "Nada es tan ineficaz como abordar una obra de arte con las palabras de la crítica".

Atendiendo a este espíritu, no me voy a apoyar en ningún aparato documental, sino que me voy a limitar a citar a los autores de las ideas o comentarios que se incluyan en este estudio crítico, con plena libertad y sin sometimiento a estructuras preconcebidas, como expuse anteriormente, y recorrer un camino sobre un conjunto de obras de arte humildes, expresivas, de altas cualidades personales y lanzadas al aire con la desenvoltura de una naturalidad inteligente y cautivadora.

A veces la poesía se refiere a un instrumento concreto, idealizándolo, como en el poema de Azpeitia sobre una guitarra, creando metáforas deliciosas que nos transportan al silencio de la noche, donde resuenan sus acordes hasta el amanecer:


Guitarra de medianoche.

Seis cuerdas cruzan tu cuerpo
de madera repujada,
seis vírgenes anudadas
entre trastes y tornillos,
que cantarán con mis dedos
esquinas de madrugadas.

Verjas de hierro entreabiertas,
se asoman a las ventanas
escuchando conmovidas
el llanto de tus seis voces.

Tres se quejan llorando,
las otras tres,… solo cantan.

Cuerpo de mujer valiente,
ciega de luz y de enaguas,
crispada de seda y brillos,
no quieres que llegue el alba.

Verjas de hierro que escuchan
indiscretas tus suspiros,
tres son graves, tres me llaman.

Estremecida la noche….
se durmió sobre la cama,
la luz no quiso escucharla.

Mañana cuando despiertes,
el sol quebrará tus ansias….


En ocasiones, la poesía describe intuitivamente el momento de la creación musical en la mente de Beethoven como Soledad Sánchez Mulas en su poema “Silencio”


Silencio

Y un susurro de notas en la mente,

vivas dentro, hendidas en la carne
que se ha abierto al barbecho
en la muda distancia
de un pentagrama negro.

Silencio... y soledad.

El genio y el arrullo del nueve
gestando dentro,
mágica enéada sorda a los aplausos,
acunando las almas
en cuatro afortunados
movimientos.

Silencio, soledad... y silencio.

Un bosque silencioso
de arracimadas notas suspendidas
en las ramas del pecho,
una preñez de mudas alegrías
para el mundo,
el genio quieto,
con la piel erizada
y el oído del alma agigantado.

La ejecución personal de la música en el piano quise reflejarla yo mismo, intentando describir en un poema mi emoción al tocar personalmente una maravillosa composición del pianista Frederic Mompou :


Cançó i dansa nº 6


Me encuentro tocando, Frederic
tu danza pausada, lenta,
apenas un débil latido del corazón;
son mis dedos los que tiemblan
al no poder medir tu emoción interna
en notas arrancadas de lo profundo de ti,
sonar de tu íntimo campanario,
expresión de tu contención y reserva.


A veces una nota leve, tímida
que parece diluirse, solitaria,
entre los acordes medidos
de tu caudal de pretérita emoción.


Y luego la danza otra vez,
unas pocas notas,
otra vez el repique triste de campanas,
como expresión del drama de la vida,
un tañido humilde de tu juventud,
apenas perceptible
y una nota grave, aislada, espléndida,
cerrando tu danza final.


Noray, en un hondo poema, desborda la música romántica sobre la naturaleza escuchando una espléndida ejecución pianística de Rubinstein:


Cuando Rubinstein interpreta a Chopin.


Los pétalos de los girasoles
están destinados a morir de amor
cuando Rubinstein interpreta a Chopin
al llegar cada puesta de sol

También los lirios azules
terminan estremeciéndose de frío
si se descubre el crepúsculo
y en sus entrañas se abre el vacío.

Sólo las heladas magnolias
saben esperar ese instante preciso
que, aunque siempre es efímero,
late en el ardor de la memoria.


Guillermo R. Galgiardi. (Revista Filomúsica) nos deleitó con un poema de una dimensión y un tiempo universales :

Siempre Wagner.

Siempre Wagner.

Vuelve a subir mi sensibilidad.
y a bendecir mi entendimiento.

Se levanta mi alma
en las alas de su música excelsa.

Nada, nada,
puede compararse
con la cima de esas ondas sonoras.

Altura, cumbre,
ascenso a esferas superiores, indecibles.

La mayor herencia de mi padre,
que me aproxima al Otro, Divino.

Reina el supremo arte
de Guillermo Ricardo Wagner.

En sus círculos centrífugos:
Todo.
¡Siempre Wagner!



Escribí en una de mis reflexiones sobre la poesía en la red que, cuando el poema nace de la ensoñación, como resultado de una profunda llamarada interna que viene desde lo alto, o de lo profundo de la tierra, no existen límites para su desarrollo, ni cauces referenciados a un fin determinado, pero cuando el poema nace al escuchar la música, todo cambia, y el poeta se encuentra con un objetivo concreto. La música está allí, sonora, desafiante, llenando nuestra alma, esperando la decisión del poeta, que tiene que percibirla y comprenderla para poder escribir sobre ella.

Alcanzar la esencia de la música al escucharla depende de muchos factores. Uno muy principal, del que tanto se habla, es el oído musical, pero existen otros muchos factores, como la educación recibida, el ambiente familiar y la educación musical, entre otros muchos. Lo que se entiende como oído absoluto es la habilidad de nombrar y reconocer estímulos auditivos aislados sobre la base de la nota misma sin ninguna referencia externa.

Dicho de una manera sencilla, si una persona teclea una nota del piano sin que pueda verse el teclado, el poseedor de oído musical absoluto puede identificar el nombre de la nota y su octava.

Los poseedores de oído absoluto no llegan a una de cada diez mil personas. El oído más «útil» para un músico es el oído relativo, ya que el oído absoluto prácticamente no tiene ningún uso práctico en la percepción y ejecución de la música, excepto en la facilidad para acompañar y tocar en grupo, al ser el instrumentista capaz de oír las notas exactas en las que se encuentran los otros intérpretes. También los directores de orquesta pueden beneficiarse de esa capacidad.

El oído relativo (de «relación») es el que permite percibir si alguna frecuencia dentro de una obra está desafinada, o sea, está en desacuerdo en «relación» con todas las demás frecuencias de la obra. Generalmente la persona que posee oído absoluto también posee un buen oído relativo.

También sería posible escribir un poema sobre una música, no sólo por su percepción auditiva, sino por la percepción visual de una partitura. Un buen amigo mío, director de la Orquesta de la Comunidad de Madrid, me contó un día que preferiría quedarse sordo a quedarse ciego, porque es capaz de percibir el sonido musical leyendo la partitura “desde abajo hasta arriba y desde la izquierda hacia la derecha”. ¿Increíble, verdad?
Recordaba yo, al iniciar estos trabajos sobre la poesía en la red, la frase “Como si nunca hubiera sido mía, dad al aire mi voz “, de Claudio Rodríguez . Esta idea de libertad para expresar las opiniones en la red, produce muchos buenos encuentros y espléndidas discusiones a través de los comentarios, llegándose a una verdadera amistad entre los participantes, no por cercanías físicas, sino espirituales. Recuerdo, por ejemplo, una estupenda discusión entre Antonio Martín Ruiz y Amando Carabias María, hablando sobre el Oratorio de Navidad BWV248 (Bachswerkeverzeichnis 248) y La Pasión según San Mateo (BWV244) de Johann Sebastián Bach. Merece la pena intervenir en esas tertulias de la red y enriquecerse con la opinión de personas tan interesantes.

Existen alguna entradas en la red que nos permiten el acceso a una música de privilegio. “El coro de los niños de Tölz( realizado por Euterpe) o “La Música Académica”, de Mirtha Facundo, por ejemplo, nos permiten la posibilidad de estar al tanto de los movimientos musicales más completos.
Sobre la disparidad entre poesía y música, Marcos Pallau interviene con una décima aplicada a la frase “La música empieza donde acabe el lenguaje”, de Ernst Theodor Wilhelm Hoffman, compositor y cantante tenor alemán, que formó parte del movimiento romántico en la literatura de su país.

Décima a Hofmann.

¿Música quieres escuchar
en lugar de oír mi verso?
¿Quieres nublar mi universo?
¿No quieres adivinar
el lado oculto inverso
que mi alma te revelará?

Cuando mi corazón abras
mi poema confesará
que esa música empieza
donde acaben mis palabras.

Para terminar esta breve crítica sobre nuestra red y teniendo en cuenta que yo quise ser pintor, quise ser poeta, quise ser músico y soy el trabajador de esta entrada, me voy a dar la oportunidad de publicar dos brevísimos poemas escritos por mí sobre dos magníficos músicos catalanes:

Al escuchar la interpretación que grabó Pau Casals de la tradicional canción catalana “El cant dels ocelles” en el auditorio de la Casa Blanca de Washington me decidí a escribir un soneto como homenaje a este sensacional violonchelista.

El cant dels ocelles.

Un gorjeo de aves, un rumor,
un trémolo, la música enraizada
en tu tierra, primavera evocada
en inicial escena de candor.

Los pájaros esconden su temblor
en tus manos creadoras y ya nada
impide que suene, emocionada,
la nota sostenida del cantor.

Distancia, lejanía, abatimiento,
prolongada tristeza del momento,
los bajos se mantienen dominantes.

Un último aleteo decreciente
sobrevuela tenuemente los entrantes
y sostiene la nota concluyente.


El estudio en si menor de Fernando Sor
fue mi interpretación favorita cuando estudié guitarra clásica,
escribiendo este poema en base a la interpretación del maestro Narciso Yepes
que consiguió, en mi opinión, un sonido especial.


Un sonido especial.


Un sonido especial, acompasado,
repetición precisa y consistente,
una emoción auténtica y latente
en la digitación del encordado,

un inicial momento adolescente
del músico estudiante enamorado,
un sentirse a los cielos transportado
por una pulsación arborescente.

¿Podré medir el tiempo de mi vida
sin oírte otra vez y regresarme
con esta precisión de ti aprendida?

Vivir de nuevo quiero tu armonía,
y en tu pulso vital abandonarme,
porque si no pudiera moriría.


Espero, queridos amigos, realizar lo más pronto posible otra Breve Reflexión sobre las poesías de la red. Hasta entonces, un abrazo ab imo pectore.

4 comentarios:

Antorelo dijo...

Fernando, siempre es un placer venir por aquí para leerte. Un abrazo

Fernando dijo...

Antorelo, muchas gracias. Este es uno de los trabajos que empecé a escribir sobre nuestro trabajo en la red de poesía. Los hice para intentar establecer un diálogo intelectual y artístico con los compañeros. Algún profesor de Instituto me hizo comentarios, pero en general, no tuve demasiado éxito. Pero bueno, hay que seguir intentando animar a los poetas y a los amantes de la poesía en todos sus aspectos. Un saludo cordial.

Gustavo Figueroa Velásquez dijo...


Mi estimado Fernando:

Esta brillante exposición que nos brindas sobre la música en la red me ha dejado con gusto a delicia; es tan brillante que desde ya estaré muy pendiente de tus nuevos trabajos al respecto. Tengo mi propia experiencia en relación a la música, en especial con la clásica o culta. Sin ser un erudito, digamos que soy un profano en esta materia, tengo una sensibilidad muy especial para emocionarme hasta las lagrimas como cuando escucho el Adagio de Albinoni o disfruto de la "Serenade" de Schubert o la Quinta Sinfonía de Beethoven; en esos momentos, siento que la poesía me asalta en metáforas con palabras que construyen casi un tejido musical. Creo que la poesía y la música van de la mano en una simbiosis de arte que habla de la grandeza de la raza humana. Tu trabajo, Fernando, me descubre no sólo tu opinión sobre la música en la red, sino que, además, me permite conocerte aún más en terrenos que desconocía de ti. Mi admiración por ti es muy grande; tus grandes aportes a la cultura, tu erudición, tu gran corazón al ocupar tu valioso tiempo para buscar unos temas tan profundos como el que en esta ocasión nos regalas y que yo aprecio mucho.
Realmente, querido Fernando, es increíble cómo tantos poemas han inspirado a grandes maestros de la música, bien para crearles su acompañamiento musical o para ser cantados como es el caso de los poemas de Antonio Machado o de Benedetti cantados por Serrat.
Maestro, te felicito, emocionado, por esta entrada que ha sido toda una gozada para mi...todo un goce para sibaritas!!!
Un abrazo ab imo pectore.

Fernando dijo...

Gracias por leer lo que escribi, adsmirado poeta y amigo GUSTAVO. He escrito varios textos como el que acabas de leer y no tuve mucho éxito, Me leyeron muchos mis seguidores, pero no he recibid comemntarios tan profundos y emoionantes como los tuyos. me alegrs wue me me escribas y, en vista de ru ayuda como lector, seguiré escribiendo "divertimentos como éste. uN FUERTE ABRAZO AB IMO PECDTORE