
Las ramas son antorchas encendidas
Es la pausa de las atardecidas,
Los colores del bosque se diluyen
pausadamente, como en esta danza
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"Danza de una moza donosa"
Naturaleza muerta con manzanas y naranjas.
A Víctor García Tapia, en su cuarenta y nueve cumpleaños,
en Madrid, a diecinueve de diciembre de mil novecientos ochenta y dos.
Mi amigo Víctor falleció en Madrid recientemente.
III,- EL MODERNISMO CATALAN DE RAMON CASAS I CARBO.
Ramón Casas y Pere Romeu en un tándem. Joven decadente.
Ramón Casas i Carbó en su estudio.
El tándem de Ramón Casas.
Su singular pasión por la pintura,
la armonía total de sus colores,
su interiorización, sus exteriores,
el dominio de la caricatura,
resaltan y confirman su figura,
como el líder genial de los pintores
de una generación en los albores
de una clara pasión por la aventura.
Señor de tertulias y pinceles,
discutidor moderno de teorías,
esclarecido autor del arte nuevo,
quisiera ser contado entre tus fieles
y recordarte siempre en mis poesías,
para ser en el tándem tu relevo.
IV.- EL REALISMO DE ANTONIO LOPEZ GARCIA.
Adulación poética a mi querido
amigo el Pato Donald.
Casaquilla marina
gorra de azul celeste
plata fina.
Del pensamiento yanqui
eres un verdadero
saltimbanqui
y entre piruetas
me haces olvidar
una por una
tus mil rabietas.
Mecido entre palabras
lanzas un “ cuac “
sentado en el espinazo
de una fuga de Bach
y en el gran celuloide
dos caballeros
te piden, en colores,
ser el tercero.
Te imagino sentado
en el lomo de Dumbo,
elefante Pegaso del sueño infantil,
esculpido en la cima del mundo
por un gran buril
y es que tú, Donald,
pasas el rato
con arreglo a tu vida de pato,
charlando, riendo, saltando
y, con único trazo,
en lenguaje diverso,
te imagino
en el fondo de un libro
en forma de verso.
Esta poesía fué seleccionada por Dionisio Ridruejo para el libro "Presencia poética universitaria"
Un sonido especial, acompasado,
repetición precisa y consistente,
una emoción auténtica y latente
en la digitación del encordado,
un inicial momento adolescente
del músico estudiante enamorado,
un sentirse a los cielos transportado
por una pulsación arborescente.
¿Podré medir el tiempo de mi vida
con esta precisión de ti aprendida
sin oírte otra vez y regresarme?
Vivir de nuevo quiero tu armonía,
y en tu pulso vital abandonarme,
porque si no pudiera moriría.
A un estudio en sí menor de Fernando Sor
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Dibujo del pintor Francisco Cortijo,
de mi colección privada.