domingo, 15 de febrero de 2009

Os bonecos de Estremoz.


Siempre he tenido una gran debilidad por los muñecos y figuritas modelados en arcilla que representan imágenes rústicas e inocentes. En todos mis viajes acostumbro a comprar algún modelo interesante original o representativo del lugar. En uno de mis viajes a Portugal, subimos mi mujer y yo al pueblo de Estremoz. Me habían hablado muy bien de sus "bonecos". Nos adentramos en el pueblo y, después de subir por numerosas y estrechas calles hasta casi la cima del pueblo, situado en lo alto de una colina, descubrimos en una casita a un verdadero fabricante de esos maravillosos bonecos. Todavía conservo varios de ellos. El que adjunto a este apunte, es idéntico al que regalé a la vuelta de ese viaje a mi gran amigo Carlos Postigo, propietario de una fábrica segoviana especialista en preparar los famosos chorizos de Cantimpalos. Carlos era un hombre admirable, muy buena persona y de una gran inteligencia. Agradeció mucho mi regalo y lo puso en la chimenea de su despacho, en la modernísima fábrica que construyó en Segovia. Nunca olvidaré los bunos ratos que pasé con Carlos y su mujer en Segovia, especialmente el cochinillo que degustamos juntos los dos matrimonios en el retaurante de Cándido, que nos obsequió con cochinillo "especial", distinto a los que preparaba para los numerosos turistas que abarrotaban el restaurante.Por cierto, la receta siguiente manifiesta la poética del tostón asado:


COCHINILLO ASADO

Eliges un cochinillo
gordo,tiernecito y sano,
de unos veinticinco días,
y cuatro kilos escasos,
porque si es mayor resulta
grasiento,estopudo y basto.
Se pela bien peladito,
se abre de cabeza a rabo
y en tosca y negra cazuela
de tiñosirello barro
se pone a temperaturas
de ochenta a noventa grados
y en poco más de hora y media
está para devorarlo.

Marolo Perotas




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