miércoles, 11 de febrero de 2009

Soneto a Marisa.















Un cuadro me pidió pintar Marisa,
en mi vida me he visto en tal aprieto
pues mi pintura puede ser objeto
de burla, mofa, discusión y risa.

Como tengo que darme mucha prisa
pues me motiva responder al reto
tomo el pincel y la pintura espeto
audazmente sobre una tabla lisa.

Raspo, restriego, froto, recomienzo
y, ¡ oh milagro ¡ nacen sobre el lienzo
un carro con dos bueyes más tres hombres

y, entre verdes praderas, tu montaña.
Es tu cuadro, Marisa, no te asombres,
aquí lo tienes, es cuestión de maña.

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Este soneto lo escribí para reirme un poco de la mala calidad del cuadro que pinté para mis amigos Paco y Marisa González, de Santander. El cuadro, naturalmente, era una paisaje verde con una carro, dos bueyes y tres hombres que recogían la hierba segada. El verde no se parecía en nada al verde montañés y lo demás era también muy mediocre. Aunque el cuadro me lo aceptaron con sonrisas, creo que ahora estará, si aún vive, en algún desván olvidado. El soneto lo celebramos pasando un día en su casa de Potes, picando queso montañés, aliviado por unas copas de orujo que nuestro amigo Paco había elaborado en un viejo y tradicional alambique.


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