domingo, 21 de noviembre de 2010

Los encinares.


Los encinares.

Mis raíces son profundas
como las de una encina,
con cimientos de lentos latidos
,
mi esencia es como la suya,
densa por dentro, fibrosa por fuera,
y no se puede abrir con hacha o destral
sino con la palabra.
Las lágrimas de la encina son verdes y eternas,
y nacen de una madera fuerte y leñosa,
las mías son prontas y fáciles,
resultantes de una débil sustancia
y permanecen en el silencio,
sin que nadie las comprenda
ni persona alguna las recoja,
por lo que no servirán para nada mis raíces,
mi fibra se perderá en el suelo
y mi palabra desaparecerá
en la inmensidad del espacio y del tiempo.
Por eso, cuando me adentro en los encinares,
escondo tras ellos mis latidos
y me disuelvo entre sus lágrimas verdes,
en el silencio, a distancia,
creyendo que seré eterno, como ellos,
sin que arda con la llama del fuego ni el destral
me derribe, reservando mis palabras
para que se sumen a sus lágrimas sin maduración alguna,
verdes y eternas, en un estadio total de plenitud.

38 comentarios:

Marisa dijo...

Tus palabras no caen en
terreno estéril, los
encinares que pisas
junto con los sentimientos
que se vierten en tus
poemas perdurarán en
la memoria.

Un cálido abrazo
poeta del alma.

Fernando dijo...

Mrisa, querida amiga, tú siempre alentando mi palabra, siempre haciéndome salir del silencio. Gracias por tu esfuerzo y tu amistad en el alma. Un fuerte abrazo.

Pluma Roja dijo...

Precioso poema y las fotografías geniales. Bellísimo post.

Un fuerte abrazo.

Fernando dijo...

Gracias, Pluma Roja; amiga y fiel lectora de mis poesías,No sabes cuánto agradezco tus comentarios que me animan a salir del silencio. Un fuerte abrazo.

Verónica Calvo dijo...

Las encinas, nobles, fuertes y generosas. Si, eres como ellas y tu misma esencia quedará tan fuerte como ellas en cada palabra, en cada sentir y en los corazones de todos los que te leemos con plenitud y alegría.
Un silencio bien lo vale...

Abrazos, mi querido poeta

Fernando dijo...

Querida amiga Ananda Nilayán, me ha gustado mucho tu comentario. La verdad es que lo que deseo transmitir en este poema es cierto. Sólo mi palabra puede abrir mi interior y eso es ciertamente peligroso. Quizás lo mejor será permanecer en el silencio. Quiero terminar mi poemario "Densidades" y descansar,.probablemente, cerca de unos encinares. n fuerte abrazo.

Carmendy dijo...

Exquisitos, maravillosos y bucólicos relatos plenamentes llenos de vida y amor a la madre naturaleza. Me encanta tu blog, amigo Fernando, un honor leerte y seguir tus letras.
Abrazos desde ésta bella tierra de encinares y viñas.
Carmendy

Fernando dijo...

Gracias, Carmendy, uno lleva dentro el amor a la madre encina, la reuna de los árboles, que con su fortaleza ilumina nuestro hogar y nos regala su sombra eterna. Un beso.

"dejabugoyoros" dijo...

que me alegra Fernando, compartir contigo el nombre, y la nacencia entre encinares, que dan sombras a nuestras almas...

Fernando dijo...

Un abrazo, amigo Fernando, te sigo leyendo y disfruto mucho con lo que escribes. Hasta pronto.

Flor dijo...

Hola Fernando
Sabes de que me acordé cuando leí el titulo de tu poema? Nuestro picnic en Alentejo jajajajaja
Debajo de unos encinares que por allí hay miles y que hasta caían las bellotas en la cabeza.

No te quedes en silencio porque voy volver a invitarte.

Ya conoces mi nuevo blogue?
http://conversasdecafe-flor.blogspot.com

Besos portugueses
Flor

Fernando dijo...

Hola, Flor, amiga, claro que lo recuerdo, fué el mejor picnic de mi vida. ¿Cómo estás, te has repuesto ? Malos vientos soplaron para todos nosotros en los últimos tiempos. Visotaré tu nuevo blog encantado Un beso, querida amiga.

Marcos Callau dijo...

Yo creo que tus palabras nunca se pueden perder en el espacio ni el tiempo. Estupendos cada día más tus poemas, Fernando... cada día disfruto más mis momentos en tu blog. Te admiro. Un abrazo.

Pedro Jiménez dijo...

Me recuerdan las encinas a las personas que aman su tierra por encima de todo. Yo amo a las encinas porque almacenan el agua en los bosques, evitan las inundaciones, alimentan nuestros animales y cuando el fuego es virulento su generosa corteza arde con menos intensidad. Nos alegra la vista y nos da sombra y oxígeno. Hay mucha poesía en tantos beneficios, es difícil no amar lo que nos rodea, pero quien lo destruye no merece ningún calificativo. Aprendamos a amar en su más amplio sentido. Fernando, tu blog es magnífico. Un abrazo.

Fernando dijo...

Marcos, amigo y poeta, qué cosas dices, estoy escribiendo para profundizar en mí mismo, a ver si logro comprenderme. Por eso mi poemario se llamará "Densidades" Lo estoy haciendo alentado por vuestros comentarios. Un fuerte abrazo y gracias, amigo.

Ángeles Hernández dijo...

"Mi esencia es fibrosa y solo se abre con la palabra, pero soy frágil y mis lágrimas acuden con presteza..."

¿Nadie recoge ese llanto?

Fernando, llanto o alegría, expreses lo que expreses, tus versos quedarán y serán tan eternos como las lágrimas verdes y las raíces de las encinas. Las recibimos quienes ahora te leemos y todos los que han de seguir leyéndote.

**********************

Hoy especialmente conmovida y compenetrada con el poema y con su título porque yo nací entre encinas y Encinas es el nombre que heredé de mi madre.

Un abrazo
Ángeles Hernández ENCINAS.

Fernando dijo...

Pedro Jiménez, amigo, gracias por esa demostración, una vez más, de tu amor por la naturaleza. Yo sigo tu estupendo blog. uno de mis hijos es geólogo y se lla "Pablo Jiménez". ¿Curioso, verdad?. Pablo es capaz de leer la tierra que pisa y siempre me ha maravillado su amor por la naturaleza y lo mucho que sabe sobre ella, como tú. Un sincero y cordial saludo.

Fernando dijo...

Angeles, amiga, por eso eres tan fantástica. Ahora comprendo tu densidad que has heredado seguramente de tu madre. La verdad es que he escrito este poema para investigarme por dentro y he hablado de las encinas buscando algo maravilloso que encontrar dentro de mí. Y parece que sí, que debo pedir que me llegue algo de ese árbol madre de nuestra tierra. Un saludo muy cordial.

Jorge Torres Daudet dijo...

Fernando haces disfrutar del campo, ahora de encinas, desde casa, con muchos de tus poemas; me he adentrado en ese encinar lleno de tus latidos y hojas secas encorvadas.
No ya eres más fuerte que las encinas, y más grande, ellas tan chaparras, sino más fuerte que el mismo roble y tan encumbrado como el.
Un fuerte abrazo, estimado Fernando.

andres rueda dijo...

Mi querido Fernado te felicito por tu poema.

Yo naci de un chopo y una encina, en el valle del Coneja Piedrahita.

En uno de mis ultimos cuadros plasmo la silueta de una encina frente al crepusculo de la tarde.
Podria haber sido unir el poema y la pintura

Abrazo

Andres

Fernando dijo...

Jorge, amigo y poeta, me parece verte saltando desde tu libro a la misa del Valle de los Caídos, desde tus poemas a la oración, desde la tranquilidad de tu despacho a la batalla por la defensa de tus ideas. ¡Eres formidable!. Un abrazo fuerte.

Fernando dijo...

Querido Andrés, gracias por tu idea. Podríamos unir tu pintura y mi poesía. Hace muchos años un amigo pintor, ya fallecido, hizo una exposición de sus cuadros en Córdoba. Fuí con un montón de amigos y recitamos poesías sobre sus cuadros. Piensa en algo parecido. Un fuerte abrazo.

Victoriana Díaz dijo...

Tu palabra no desaparecerá nunca Fernando, es tan profunda y sincera como las raices de la encina. Tus sentimientos nobles dejan huella en nuestros corazones y esta semilla tan bien abonada nos dá el fruto gugoso de tus ricos versos.
Mi abrazo sincero

Fernando dijo...

Victoriana, amiga, gracias por tus palabras, que me animan y refuerzan en mi decidido propósito de estar mejorando en lo posible mi palabra poética. Un cordial saludo.

Terly (Juan José Romero Montesino-Espartero) dijo...

Es la encina, querido amigo mío, el árbol de la fortaleza, duro donde los haya, el único que tras de haber sido abrasado por el fuego, se recupera y renace como el mismísimo Ave Fenix. Es un árbol lleno de poesía y generosidad, hasta el punto de ofrecer sus verdes lagrimas como alimento de los cerdos, más cerdos, que pisan la tierra, aparte de ser una de las pinceladas más bellas que Dios dio al pintar el bello cuadro de la naturaleza.
Un fuerte abrazo.

Fernando dijo...

Terly, amigo, realmente no quería hablar sólo de las encinas. Era más bien un análisis introspectivo de mí. Un saludo cordial.

carmen jiménez dijo...

Nada se pierde una vez nacido. Incluso antes de tener conciencia probablemente seamos. Seremos ya siempre incluso a nuestro pesar descendientes en nuestros descendientes.
Me llegó este poema tuyo desde la raíz de esas encinas.
Como siempre un placer leer tu poesía.
Un abrazo.

Fernando dijo...

Carmen Jiménez, amiga y poeta. Gracias por tu comentario. Efectivamente, nada se pierde, suele estar por ahí, oculto y quizás olvidado. Lo importante es recuperarlo y transmitirlo a los demás. Un saludo muy cordial.

silvia zappia dijo...

lo mismo siento yo, entre álamos y pinos.
somos bosque, somos poesía.


besos,maestro*

Terly (Juan José Romero Montesino-Espartero) dijo...

Tampoco yo hablo de las encinas, estoy hablando de ti.
Un abrazo.

Fernando dijo...

Rayuela, amiga mía, hay un entronque especial entre la naturaleza y la poesía. Es cierto. Un fuerte abrazo.

Fernando dijo...

Terly, hablabas tan bien de las encinas que no creí que la cosa iba conmigo. Ahora que me lo cuentas, sigo pensando que hablabas de las encinas, porque si lo que escribes es tu opinión sobre mí, estás alcanzando un altísimo nivel de locura. Un fuerte abrazo.

Juanjo Almeda dijo...

Querido Fernando, llego tarde a tus últimas entradas, qué puedo decirte que ya no te hayan dicho. Acabo de pasar un par de días rodeado de olivos y almendros, y me hacen pensar junto a tu poema, que somos como ellos, como árboles con nuestras raíces y frutos, en que florecen y caen sus hojas según estaciones.
Estoy seguro que "Densidades" será una gran obra, la esperamos. Un abrazo

Fernando dijo...

Juanjo, amigo, me tenías preocupado, llegué a pensar que estabas enfermo. Espero leer tus poemas con rapidez. Un abrazo fuerte,

Juliana Gómez Cordero dijo...

Creo y lamento ser la última de la serie de comentaristas a tu post.
Un hermoso poema a los que nos tienes acostumbrados, pero noto un dejo de melancolía en tus palabras, sintiendote debil ante ese árbol tan decididamente español, legendario y fuerte.
Tú tienes la misma fuerza que el arbol de lágrimas duras y verdes; pero las tuyas son sinónimo de sensibilidad, no carente de fuerza.
Te felicito, ¡poeta!

¡Perdón por llegar tarde.
Un fuerteabrazo:juliana

Fernando dijo...

Juliana, amiga, tu comentario es el punto decisivo que me recupera, es una vitamina esencial, porque viene de un gran señora de la poesía,de una persona que sabe leer e interpretar los poemas. Agradezco tu comentario, que para mí sigue siendo de los primeros. Un fuerte abrazo.

Terly (Juan José Romero Montesino-Espartero) dijo...

Querido Fernando; al escribir mi comentario sobre la encina, pensaba en ti, en tu antipoema, en lo que lo motivó, en esas lágrimas que se comieron algunos cerdos, en tu renacer con otros preciosos poemas posteriormente publicados y en el poético verdor de sus hojas.
Un abrazo.

Fernando dijo...

Terly, amigo, eso ya es historia lejana y olvidada. De todas formas, gracias por comprenderme otra vez. Un fuerte abrazo.