lunes, 19 de enero de 2009
Tras los pasos de los dioses griegos.
Leí este poema (no conozco al autor)y lo añado a esta fotografía de hace algunos años. Sólo algunos descubrimos tan tarde la belleza.
EL PERRO DE ULISES
Al regresar a Ítaca después de veinte años,
vestido con ropas de mendigo,
Ulises se enjugó una lágrima.
Argos, lleno de pulgas,
tendido en el estiércol,
alzó la cabeza y las orejas.
Fue el único que reconoció a su dueño.
Así nos pasa a los humanos
frente a la belleza, que nunca es fácil,
que nunca es benigna,
frente a la perfección camuflada y hambrienta.
Como el perro de Ulises
sólo algunos ladramos frente a ella
y movemos el rabo.
Veinte años esperando a su amo
y Argos poco después murió.
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