sábado, 24 de enero de 2009

A una gaviota.

A una gaviota.


Leve temblor de tocas en la altura,
¿ paloma, nube, ángel mensajero ?,
sobre el azul dibuja su figura
un rápido y alado marinero.

Tiene en su largo pico la armadura
de un combatiente ulano caballero
y lleva entre sus alas la frescura
de la brisa del mar y del romero.

Cruza la playa en vuelo temerario
con la beligerancia de un corsario.
Pasado el pueblo, traspasado el monte,

persiguiendo una línea bien trazada,
desaparece por el horizonte
en transustanciación acelerada.


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1 comentario:

Andrés Glez. Déniz dijo...

Y yo que pensaba que el soneto era un molde agotado.