martes, 31 de mayo de 2011

Pánico al vértigo.



I Pánico al vértigo.




Es un ahogo, un escalofrío,
un paso atrás, un aferrarse al suelo,
no existe una razón, solo el  anhelo
de no ceder ante tal desafío.

No viene desde fuera, es algo mío,
es el imán de un desmedido vuelo,
el sugestivo brillo de un anzuelo,
que me atrae  sin piedad hacia el vacío.

Mirar desde la altura me enloquece,
multiplica por diez mis sensaciones
y, situado al borde de mí mismo,

sublimo la distancia y me parece
que no puedo frenar las intenciones
de arrojarme a volar sobre el abismo.



 II - Pánico a tu ausencia interior.




Esa angustia vital de no encontrarte,
de sentir el vacío en tu conciencia.
el no llegar al fondo de tu esencia,
por más que desde fuera pueda amarte.

Esa frialdad que siento al contemplarte
si no me comunicas tu presencia,
y ese dolor que siento con  tu ausencia,
no me dejan quererte ni soñarte.

Pánico siento al ver que no me quieres,
de que estás  junto a mi sin desearme,
callando la razón de tu distancia,

si en tu interior silencio así me hieres
se resiente mi amor al no centrarme
en tu vida, tu voz y tu sustancia.



31 comentarios:

Marcos Callau dijo...

El primer soneto es de un pánico frenético muy identificable con el vértigo evidentemente. El segundo es una angustia de ausencia. Me gustan mucho estos sonetos del pánico, amigo Fernando. Un abrazo.

Fernando dijo...

Maqrco, amigo: gracias por leer mis sonetos del Pánico. Acabo de editar el libro "Gabriel y el Guadarrama", que recoge los veinte relatos sobre historias de esta tierra. Ya te avisaré para su presentación. Un fuerte abrazo.

Verónica Calvo dijo...

Mi querido Fernando, son dos sonetos llenos de profundidad. Dos pánicos muy diferentes pero que calan hondo en nuestro interior. Casi temo más al segundo, a la ausencia interior que queda cuando el ser querido no está.

Besos y abrazos querido poeta

MTeresa dijo...

Todos sentimos el
vértigo del miedo,
en nuestro interior
y el físico.
El miedo que provoca
sensaciones literarias
que tan bien describes.

Maria Sangüesa dijo...

Dos excelentes Sonetos del Pánico, el vértigo que nos produce contemplar nuestro interior, el miedo a no ser amados o a no amar lo suficiente...
Un abrazo.

Fernando dijo...

Ananda, amiga: gracias por tu comentario. A mí también me parece que el pánico a la ausencia interior es algo dramático. Un cariñoso saludo.

Fernando dijo...

María Sangüesa: el miedo a nuestra ausencia de interior es terrible, es un auténtico pánico. Un saludo cordial.

Fernando dijo...

M.Teresa, amiga: gracias por tu comentario. Sí, todos sentimos el vértigo, el miedo, la ausencia, somos miedosos por naturaleza y no nos queda más remedio que intentar vencerlo, Un saludo cordial.

Anónimo dijo...

Leyendo los dos poemas me he dado cuenta de que al fin y al cabo todos los miedos, por diferentes que parezcan, tienen el mismo origen: inseguridad en nosotros mismos. Pero claro, ¿quién es tan perfecto como para no tener miedo? Y en tal caso, ¿cómo podría vivir en este imperfecto mundo?
Muy bien reflejados estos dos tipos de miedos.
Un abrazo.

Fernando dijo...

Gracias Mercedes, por leer mis sonetos. Efectivamente, todo viene de nuestra inseguridad. El problema es que nuestra vida es totalmente insegura; a cada momento, a cada instante, nos vemos asaltados por acontecimientos, pequeños y grandes, que nos producen miedo, precisamente por esa inseguridad que sentimos. Siempre es mayor el miedo cuando los acontecimientos peligrosos son espirituales. Un cordial saludo, Mercedes.

Candela dijo...

Qué hermosura y qué tristeza

Fernando dijo...

Muchas gracias por tu comentario, Candela, amiga. Un saludo cordial.

Jorge Torres Daudet dijo...

Fernando, dos estupendos sonetos. El primero me ha hecho recordar al que hiciste sobre Cuenca (está en tu libro "Sonetos de Membranza").
El segundo, desasosiego interior por la ausencia del ser amado.
Un fuerte abrazo.

Fernando dijo...

Gracias, amigo Jorge: tendremos ocasión de hablar mañana en la presentación del libro de Elvira. Un abrazo.

Ángeles Hernández dijo...

Es que me encantan...Los dos pánicos que son dos vacios

El del abismo que se hace grande y en su enormitud atrae llamando para que desaparezca su esencia distante, como la susencia del amado que solo puede llenarse de su presencia...

Tanto formalmente, sonetos y ritmo, como en la idea que me transmiten: MAGNIFICOS, Fernando.

Un abrazo Á.

Fernando dijo...

Ángeles, querida amiga: me sonrojas con comentarios tan halagüeños, pero te los agradezco mucho, porque soy vanidoso y tampoco es un defecto tan grande. La verdad es que el vértigo me produce pánico y el silencio interior de las persona amada también. Gracias.

Victoriana Díaz dijo...

Los dos sonetos aunque distintos son tan iguales en cuánto al miedo.
El pánico interior de esa ausencia es aun peor. Ese amor que estando tan cerca de nosotros es a veces tan frío y distante.
ME ENCANTA COMO ESCRIBES AMIGO.
UN ABRAZO FERNANDO

FRANK RUFFINO dijo...

Estimadísimo Poeta Fernando amigo:

Un poco de tiempo sin venir por estos lares de genuina poesía.

Llega el día, sin distingo de edad, en que sentimos pánico. Ojalá sea momentáneo, aunque ya la vida por sí misma nos produzca un miedo intenso por muchos factores incontrolables para el individuo, muchas veces sumido en una angustia y suplicio absolutos.

Abrazos fraternos en Amistad y Poesía verdaderas,

Frank Ruffino.

P.D. Casualmente la poesía nos ayuda a no sentir ese vértigo existencial.

Fernando dijo...

Frank, amigo, poeta: He estado mucho tiempo dedicado a luchar contra las consecuencias de mi infarto y preparando el libro "Gabriel y el Guadarrama" que acabo de editar. Sigo leyendo tus estupendas poesías y pasaré en breve a comunicarme contigo otra vez con mayor frecuencia. Un abrazo cordial.

Marisa dijo...

Eres un gran maestro
del soneto y estos
son excepcionales,
el pánico primero se siente
como volar sobre un abismo
y el segundo se lleva más tiempo,
va calando hondo
como la llovizna,
poco a apoco.

Un gran abrazo poeta

Fernando dijo...

Marisa, amiga: Muchas gracias por tu comentario. estos días he estado muy ocupado preparando la edición de un nuevo libro llamado "Gabriel y l Guadarrama", que anunciaré en breve. Espero que, si lo amuncio, vengas a Torrelodones en su presentación y así te conoceré personalmente. Un cordial saludo.

silvia zappia dijo...

vértigo de nosotros mismos?
pánico de nuestra ausencia?

hermosos sonetos
un abrazo*

Fernando dijo...

¡Hola, Rayuela! Gracias por tu comentario. Ya ves, paso del miedo al pánico. Así es mi vida. Un abrazo.

Isolda Wagner dijo...

Del miedo al pánico. Este me parece magnífico. He sentido también ese escalofrío del vértigo.
Besos del ahora, amigo.

Fernando dijo...

¡Hola, Isolda, amiga! Yo creo que el pánico es el tope final, Después...nada. Gracias por tu comentario. Un salud.

Juliana dijo...

Pánico para mí, sería no leer mas tus sonetos, que esgrimes como un arma poderosa, y emergen de tu frondosa inspiración como un poderoso imán que me atrapan comprobando que cada vez (sin importar el tema que toquen) me impactan más, causando mi admiración.¡Gracias Fernando!
Un fuerte abrazo.
Juliana

Fernando dijo...

Juliana, amiga: gracias otra vez por tu generosa e inmerecida crítica. Te confieso que una vez en mi vida que pasé verdadero pánico fue cuando monté en un caballo. En cambio tú, amante de los caballos, eres una diosa de la naturaleza cuando los montas o hablas de ellos, por lo cual te envidio plenamente.Un saludo cordial.

Gustavo Pertierra dijo...

Estimado Fernando, estan muy bien logrados ambos sonetos, logran lo que se proponen y lo que transmiten me resulta de mucha afinidad, creo que tenemos muchas cosas en común en materia de sentimiento literario.
ha sido un grna gusto leerlos, a la vez que un aorendizaje.
Un abrazo de corazón a corazón, maestro de maestros.

Fernando dijo...

Gustavo, amigo, tenemos algo en común y es que nos gustan los sonetos. Son poesía pura y buscan la perfección rítmica y métrica, son música de alto nivel enlatada. Por eso hay poetas que prescinden del soneto.¿Conoces la historia de un obispo que fue invitado a comer a una casa de unos campesinos? Le ofrecieron servirse una sopa de"picadillo", en la que los trocitos de jamón reposaban en el fondo de la sopera. El obispo comenzó a servirse muy modestamente con un cucharón. Al ver lo modesto que era, la anfitriona le dijo: "Ahonde, señor obispo, ahonde, que lo bueno está en el culo". Pues eso pasa con los sonetos; hay que llegar al fondo de lo que dicen, sin detenerse sólo en su forma, para saber si tiene sustancia, y eso es muy difícil de lograr. Por eso hay tan pocos poetas que escriben sonetos. Un abrazo muy fuerte.

Lüar de la Rosa dijo...

Fernando, maestro, amigo, sabes que te leo, que te comento muy poco, que no soy de comentarios, soy más de abrazar sentimientos y dejarlos volar. Seguiré mirando sin vértigo al abismo colgado de estos sonetos.

Gracias, un abrazo desde Extremadura y a seguir luchando.

Fernando dijo...

Raül de Umlaut, poeta, amigo: Gracias por leer mi obra. Un fuerte abrazo.